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El día que muchos vinos dejaron de enamorarme (vinos clones)

Este artículo que os dejo hoy en este magazine, ha sido fruto de una reflexión que me llevo realizando hace un tiempo y de la cual os quiero hacer partícipes y ver que opináis y trata sobre lo que denomino ‘vinos clones‘.

No soy de los que cree que el trabajo y el placer están reñidos, pero si he de reconocer que en ocasiones ambas cosas son difíciles de compaginar. Y esto lo quiero trasladar al mundo del vino.

Pongámonos en la piel de una bodega (no hablo del enólogo, sino de la empresa en sí misma). Una bodega, como empresa que es, tiene en su actividad un ánimo de lucro, faltaría más, no la vamos a considerar como una ONG ni nada similar. Como empresa debe de cumplir unas cifras anuales para su supervivencia, como son claramente los ingresos por ventas. En este sentido, los errores en la elaboración de vinos se pagan muy caros, incluso con la quiebra y cierre de una bodega, con lo cual el margen de actuación (léase innovación) en los vinos, es bastante reducido.

Un afamado enólogo reconocido internacionalmente me dijo en una ocasión que los vinos que estábamos catando, elaborados por él para una determinada bodega, no le gustaban, que el prefería elaborarlos de otra forma y con otro estilo, pero comprendía que la bodega tenía un perfil determinado de clientes a los que tenía que satisfacer, motivo por el cual el se limitaba a elaborar los vinos que se le encargaban sin posibilidad a la variación (o muy reducida esa posibilidad). Ahí me quedó claro cual es la diferencia entre el trabajo y el placer a la hora de elaborar vinos.

Y yo lo comprendo perfectamente.

Pero ahora viene la segunda parte de mi reflexión.

Me considero un amante del vino. Y dentro de este concepto, necesito enamorarme de vez en cuando de los vinos que voy catando nuevos. El factor sorpresa al probar un vino a mi me parece algo fundamental cuando se es amante de un vino. El tomar una copa de vino sabiendo lo que te vas a encontrar no me acaba de llenar por muy buen vino que sea el que tenga delante. El elemento novedoso, que saque a un vino de la línea habitual, es algo que a los amantes del vino nos encanta. Todo ello reconociendo que hay excelentes vinos que se llevan haciendo toda la vida.

Innovar consiste en tomar riesgos a la hora de elaborar los vinos por parte de las bodegas, y me consta y acepto que muchas bodegas no pueden asumir riesgos si quieren garantizar su supervivencia como empresa. Pero luego no pueden sacar pecho definiéndose como las bodegas más envidiadas o de más renombre o reconocimiento. Sencillamente son bodegas que han conseguido su cuota de mercado en cuanto a clientes y se limitan a elaborar ‘vinos clones’ año a año para satisfacer esa demanda fija. El día que esta demanda disminuya (que por ley de vida todos acabamos muriendo) puede que para alguna de esas bodegas sea demasiado tarde para innovar y elaborar vinos sorprendentes, atractivos y novedosos.

Por este motivo no suelo hablar ni comentar de vinos elaborados por algunas bodegas españolas de gran reconocimiento cosa que a mucha gente sorprende, pero es que la realidad es que, aun reconociendo que no son malos vinos, a mi, como amante del vino que me considero, no me gustan. Los que denomino como vinos clones, no tiene la ‘chispa’, la ‘gracia’ el factor sorpresa que le pido a un vino para que me enamore. Por ese motivo es más fácil que hable de un vino de una pequeña bodega que me ha encantado por algún motivo que lo diferencia, que de vinos elaborados por las grandes bodegas españolas de renombre que no me motiva nada el comprarlos ni beberlos.

Con todo y con eso, cuando alguien me pide la recomendación de un vino para una comida o cena y no es muy conocedor del mundo del vino, suelo recomendar algunos de esos vinos, por la sencilla razón de que suelen ser baza segura, el que los toma queda satisfecho, además de que puede que no sea capaz de valorar la diferencia de precio de ese vino con otro que le recomiende y que a mi me encante, pero que se dispara en precio por ser de pequeña producción.

Reconozco que esos vinos de esas bodegas (y no voy a dar nombres aunque todos sabéis a cuales me refiero), tienen una clientela fiel, con lo cual no están haciendo las cosas mal, pero para mi nunca serán excelentes vinos, serán otros vinos más del montón, vinos clones que se pueden beber en cualquier momento y situación sin que me produzcan una sensación de enamoramiento cuando los pruebe.

 

Pedro Guerra
Colaborador de Recetum.com

 

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