Para cualquier amante del vino siempre es un placer dejarse caer por el Bierzo, territorio de la Mencía, y más si te gusta las sensaciones magníficas que esta varietal da a los vinos tintos que se elaboran con ella y los convierten en vinos claramente diferentes a cualquiera del resto de vinos tintos que se elaboran en otros puntos de España. Y si encima venimos al terroir berciano para visitar a un buen amigo como es Aurelio, alma mater de la bodega Aurelio Feo Viticultor, el placer es doble. Y es que no podíamos dejar de probar su nuevo vino, del cual os hablamos ayer mismo, el Montelios 2011, por eso esta visita era obligada y hemos aprovechado para charlar con el un rato e intercambiar impresiones, cosa de la que siempre aprendemos mucho.
Para poneros un poco en situación. Aurelio Feo constituyó como tal su bodega en el año 2012 tras una década de meditación sobre su puesta en marcha y que finalmente ha visto la luz. Pero Bodega Aurelio Feo Viticultor no es un proyecto de hace unos días como se podría pensar. Nada más lejos de la realidad. Se trata de una bodega que ha visto la luz tras 4 generaciones familiares que han realizado el vino y lo han comercializado entre las amistades y gente de la zona, pero que es ahora cuando han decidido crear la marca y embotellarlo para una comercialización mayor.
Berciano por los cuatro costados, o como se diría ahora, ‘de 8 apellidos bercianos’ y pese a que por su trabajo pasa tiempo fuera de la comarca, siempre está deseando volver aquí y perderse en el cuidado de sus viñas como podemos verlo en la foto anterior. Casi siempre que nos ha coincidido visitarlo siempre hemos tenido que ir a buscarlo a los viñedos en los cuales nos encanta ver sus viñas centenarias que pertenecieron a sus antepasados y que se trabajan igual que antaño para dar un vino con personalidad propia y carácter. Toda una vida unida al mundo del vino ‘a tiempo parcial’ que ahora se ‘profesionaliza’ en forma de bodega y en la cual sus hijos ya se incorporan con lo cual serán pronto 5 generaciones las que, enamoradas del vino, seguirán con esta tradición familiar.
Ver a Aurelio dentro de su bodega, situada en los bajos de su casa y que lleva desde décadas siendo el lugar donde se hacía el vino, o verlo por los viñedos, es verlo como pez en el agua. Realmente se le ve como una persona feliz y a gusto con lo que hace, algo que se deja ver en el cariño con el que trata a todo lo que envuelve al mundo del vino.
P: Amor al vino sin duda ¿tradición familiar?
R: Por supuesto. Nosotros somos cuatro hermanos y yo soy el único que no me he dedicado al 100% en el trabajo agrícola y de campo, pero siempre he conservado el amor por el vino que durante cuatro generaciones de mi familia han ido elaborando. La bodega que tenemos no es más que una mejora de la que desde hace generaciones se usaba, lógicamente adaptada a los tiempos de hoy. Desde pequeños hemos amado el vino y es más, lo hemos vivido. Nuestras viñas de más de cien años se cuidan igual que antaño evitando cualquier tipo de producto químico siempre que se pueda. Quiero hacer el vino que antes se hacía, con métodos tradicionales, pero adaptado a estos tiempos.
P: ¿Le gustaría que hubiese otras generaciones que te sucedan?
R: Me gustaría mucho y es más, es ya una realidad ya que mis hijos también están volcados en este proyecto que hemos comenzado. Realmente es como si en vez de sangre llevásemos algo de vino por las venas (sonríe). Yo creo que siempre seremos una familia apegada al mundo del vino y que ama todo lo que lo rodea. Es más, lo amamos y lo vivimos.
P: ¿Hay diferencias entre el hacer el vino para la familia y amigos y hacerlo para una comercialización mayor como bodega?
R: Pues francamente no. El vino lo seguimos haciendo igual que siempre. Cuidado tradicional desde la viña, pasando por la recogida de la uva y su recepción en bodega, hasta su posterior elaboración y crianza. Siempre lo hemos hecho de la misma forma, respetando al máximo nuestras tradiciones en la medida de lo posible, cuidando siempre de las viñas de la forma más natural. Esto siempre ha permitido que elaborásemos vinos con personalidad propia y si queremos seguir así ¿por qué cambiar? El vino lo elaboramos igual que siempre lo hemos hecho.
Y tras esta pequeña charla llegamos al momento de probar su nueva creación, Montelios 2011.
P: ¿Por algún motivo ese nombre, Montelios?
R: Pues sí, tiene su historia, ya que el nombre del latín Mont Elios, hace referencia al Castro prerromano de San Andrés de Montejos, que significa Monte del sol.
Así lo atestigua el hallazgo de un Ara Votiva a principios del siglo XX con la inscripción IOVI O. QUELEDINI (hoy expuesta en el museo de los caminos de Astorga) que probaría la existencia de un templo a Jupiter, Dios Sol para las culturas foraneas y paganas (celtíberos) que habitaron el paraje. En la edad media, es reflejado en documentos eclesiasticos como la Donación de un Noble de la época al Monasterio de Montes el año 1091 «ecclesiam Sancti Andree…cum quanta ibi est…et est subtus locum quod vocatur MONTELIOS territorio bergidensi». (La iglesia de San Andrés con cuanto alli hay. Esta bajo el lugar llamado MONTELIOS en territorio bergidense).
En la actualidad esta probada la influencia de los astros en las mareas, los líquidos y la elaboración de vinos. Es por este legado que no podíamos darle otro nombre, pues los pequeños pagos familiares, se encuentran al amparo de las faldas arcillo pizarrosas de Montelios, que junto a la altura y exposición solar oeste, sur-oeste conforman un terroir único para la mencía que da origen a un vino ligado a la tierra y el sol, un vino de paisaje. En la etiqueta, hemos recreado la silueta de Montelios y el influjo del Astro Rey, contando una rica historia de nuestra tierra.
P: Por último y para no quitarte más tiempo, ¿qué podemos esperar de este Montelios 2011 vino que es su primera añada y que lo has tenido 18 meses en barrica?
R: Pues como bien dices, es nuestra primera añada, que nos ha dado para poder producir 750 botellas numeradas de un vino que, no es porque lo digamos nosotros, pero es que es muy especial. Es monovarietal 100% Mencia procedente de cepas viejas 80-100 años, como estas que puedes ver aquí mismo y que, por primera vez, nos hemos aventurado a tener 18 meses en barricas de roble francés y americano. Todo en su conjunto hace que sea un mencía diferente pero un mencía. Conserva las características de esta uva pero con una personalidad y complejidad única y diferenciada a nuestro parecer. Es un vino diferente a otros crianzas que nos podemos encontrar por el Bierzo y eso en parte es lo que perseguíamos, el crear un vino diferente y creemos que lo hemos conseguido, sin perder las raíces bercianas, claro está.
Lo hemos probado y nos ha encantado. Siempre es bueno encontrar vinos diferentes y que te sorprendan positivamente dentro de esta y otras denominaciones de origen ya que, por desgracia, hay una tendencia a elaborar vinos iguales año tras año, con lo cual, cuando encuentras algo diferente lo disfrutas muchísimo, como es este el caso.
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