El Rinconcillo en Sevilla, el arte de las tapas

La semana pasada había vuelto a leer otra vez, en esta ocasión en el ABC edición Sevilla, de las maravillas de ‘el Rinconcillo‘ como uno de los mejores lugares de tapas de toda Sevilla, y como me ocurrió con el establecimiento ‘La Bombilla’ en La Coruña, mi visita fue obligada tan pronto tuve que desplazarme a ambas ciudades.

Mira que a veces as guías internacionales muchas veces me han defraudado, pero en esta ocasión nada de nada. Todos tienen razón. En el casco antiguo de la ciudad se encuentra ‘el Rinconcillo‘ y puedo asegurar que, sin riesgo a equivocarme, podría ponerlo entre los mejores establecimientos de tapas que haya visitado en mucho pero que mucho tiempo. Valió la pena sin duda el paseito andando desde nuestro hotel porque nos ayudó a que llegásemos con más apetito.

Nada más entrar parece que nos hubiésemos trasportado al pasado, sino mirar:

Sin duda se me apareció delante de mi la casa de comidas que tenía la familia de mi padre en los años 40 y que aún mantienen pero ya modernizada. La esencia de ella la vi reflejada en esta imagen, es más, me atrevería a decir que de primeros de siglo si me ponen la foto en blanco y negro,…..¡¡esas botellas de quina, de Fundador,…, esos azulejos…., completamente trasladado a otro siglo como si el tiempo se hubiese parado.

Pero faltaba por llegar lo mejor, comprobar si las tapas merecían la fama que las precedía. Ni que decir tiene que íbamos en busca de las archifamosas Espinacas con garbanzos, pero si caían también las Croquetas caseras, la Carrillada ibérica, la Caña de lomo, las Chacinas, el Bacalao con Tomate o el Arroz con Chorizo, tampoco íbamos a tener ninguna pena.

Nos dijeron que pese a la fama de las espinacas, lo que más solían hacer era la pavía de bacalao y la carrillada de cerdo ibérica, y he de reconocer que estaban exquisitas. No hubo ni una sola tapa que probásemos que no estuviese buena, lo prometo.

Cocina típica andaluza que llevan durante 7 generaciones realizando en este bar de tapas desde 1860 en que la familia de los actuales propietarios adquirió el establecimiento.