Que estamos en pleno cambio climático que lleva al calentamiento lento y continuado del planeta es un hecho innegable. Y como no puede ser de otra forma, la agricultura se verá afectada y, dentro de ella, los viñedos y las uvas, también.
Cambio climático y mundo del vino
En el mundo del vino, en muchos sitios productores, siempre se está pendiente del grado de alcohol de los vinos que se obtienen ya que quieren que tengan esta o aquella graduación. Pero lo cierto es que hay zonas en la actualidad en las que cada vez encontramos vinos de mayor graduación alcohólica debido a la sobre maduración de las uvas por los incrementos en las temperaturas lo que debe de ser entendido por los viticultores y las bodegas bien como una amenaza o bien como una oportunidad.
Lo que está claro es que las subidas de las temperaturas en el planeta, así como los incrementos en los niveles de CO2, ambos factores íntimamente ligados al cambio climático, aceleran el proceso de maduración de las uvas, cambiando factores tan importantes como es el color y los aromas que una uva aporta al vino.
Y no lo decimos nosotros, sino que organismos público especializados como el el IPCC (Intergovernmental Pannel on Climate Change) indican en su panel de potenciales predicciones que de alcanzar los 700ppm de dióxido de carbono y un aumento de 4 grados centígrados, “la acumulación de azúcares podría ser tan rápida, que el resto de procesos que dependen de esta no serían capaces de seguir el ritmo”.
Y van más allá:
“Esto hace que al comparar uvas con la misma concentración de azúcares o grado alcohólico, las cultivadas en condiciones de cambio climático tengan peor coloración y esto acabe percibiéndose en el vino”.
Problemas y oportunidades
Además de lo ya indicado de que las uvas pueden experimentar aportes diferentes y, por lo tanto, cambios importantes en los vinos que de ellas se elaboran, podemos encontrarnos otros efectos del cambio climático que jueguen el papel contrarios a los indicados anteriormente. Cambios en niveles de radiación ultravioleta o el descenso en las precipitaciones “podrían tener efectos antagonistas a los provocados por un aumento de la temperatura o de los niveles de CO2“.
De esto solo podemos deducir que muchas son las preguntas sin respuesta que nos encontramos en el vínculo cambio climático – mundo del vino, que deberán de ser afrontadas por sus profesionales ‘si o sí’, sino quieren quedar a merced de los acontecimientos y en plena incertidumbre del tipo de vino que les puede salir año a año.
También hay oportunidades, como el hecho de poder elaborar vinos en climas y zonas donde antes no era posible por estos nuevos cambio de temperatura.
Pero lo cierto es que el poseer dentro de una bodega un ‘viñedo experimental’ o el emplear en algunas zonas ‘clones’ (subvariedades) que tengan un proceso más lento de maduración, se nos antojan como dos formas de analizar de antemano la posible evolución de los viñedos y las uvas.